sábado, 9 de abril de 2011

LA CIUDAD



Euforia en los movimientos de esta ciudad repelente,

donde hoy todos corren para encender sus lamentos:

cantan, ríen, bailan, beben y nosotros no sabemos

donde meter aquel sentimiento de ver en esta rutina

la decadencia de nuestro pueblo.

Pero a pesar de la embriaguez y de sus miradas perdidas,

yo siento la compasión de nuestra tierra oprimida.

1 comentario:

Julia Hernández dijo...

Y lo dejas tan bien planteado en tus letras, aún asi en este torbellino, en este girar hacia la decadencia nuestra madre Tierra agobiada y maltrecha es generosa y nos envuelve con su manto amoroso perdonando errores. Un abrazo grande!