Euforia en los movimientos de esta ciudad repelente,
donde hoy todos corren para encender sus lamentos:
cantan, ríen, bailan, beben y nosotros no sabemos
donde meter aquel sentimiento de ver en esta rutina
la decadencia de nuestro pueblo.
Pero a pesar de la embriaguez y de sus miradas perdidas,
yo siento la compasión de nuestra tierra oprimida.
1 comentario:
Y lo dejas tan bien planteado en tus letras, aún asi en este torbellino, en este girar hacia la decadencia nuestra madre Tierra agobiada y maltrecha es generosa y nos envuelve con su manto amoroso perdonando errores. Un abrazo grande!
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