Violento compás de mi corazón
se producen con tus dolorosas palabras.
No quiero que la tristeza juegue contigo,
contigo, dulce cantar, contigo no.
Ya es suficiente que la pena nos golpee a nosotros,
los desterrados del paraíso, de la quimera,
pero tú, que comienzas tus sueños, tú no.
Te veo frágilmente abatido, sin ganas ya,
y yo, embrutecida, salvajemente indignada,
me niego a contemplar este crimen.
Es por eso que tomaré mis cuchillas
Y desafiaré a la malsana asesina
para que te suelte, para que te deje,
diminuta luciérnaga azul.
Hoy la anarquista pendenciera
se vestirá de negro, cristalizará su mirada
y con la sonrisa amarga, empezará el ataque
en tu defensa, por ti, para ti…
se producen con tus dolorosas palabras.
No quiero que la tristeza juegue contigo,
contigo, dulce cantar, contigo no.
Ya es suficiente que la pena nos golpee a nosotros,
los desterrados del paraíso, de la quimera,
pero tú, que comienzas tus sueños, tú no.
Te veo frágilmente abatido, sin ganas ya,
y yo, embrutecida, salvajemente indignada,
me niego a contemplar este crimen.
Es por eso que tomaré mis cuchillas
Y desafiaré a la malsana asesina
para que te suelte, para que te deje,
diminuta luciérnaga azul.
Hoy la anarquista pendenciera
se vestirá de negro, cristalizará su mirada
y con la sonrisa amarga, empezará el ataque
en tu defensa, por ti, para ti…
(Ce poème est pour toi, oui pour toi, un bon ami.)